Miniatura
Fotograma con uno de los carteles promocionales del anime Banana Fish. En él aparecen, en un primer plano, los dos protagonistas principales: a la izquierda de la imagen un joven rubio con camiseta blanca y tejanos que lleva una pistola, y a su lado con la espalda pegada a la suya, un chico de pelo negro con camisa color salmón y pantalones azules. Por detrás de ellos el espacio se divide en varios cuadros en los que se pueden ver a varios de los personajes secundarios del anime. Debajo, y sobre un fondo amarillo, se puede leer el título en inglés del anime con letras negras, y debajo mucho más pequeño, en japonés.
Banana Fish es uno de mis animes favoritos. Cuenta con una historia increíble y muy interesante, que no deja de crecer y de complicarse con cada capítulo, y la relación entre los dos protagonistas es sencillamente preciosa.

Eso sí, es duro de ver. Muy duro. La historia, como digo, es tremenda, pero también correosa y amarga. Toca temas complicados como el abuso infantil, la pornografía infantil, la prostitución... Pero si esos trigger warnings no os echan para atrás, os la recomiendo muy fuerte. Aunque si la veis, preparaos para sufrir. Tiene momentos que te dejan literalmente con el corazón destrozado. Yo siempre que la veo paso varios días después como si me hubieran pisoteado el alma. Y me diréis, entonces por qué la vuelves a ver? Pues no sé. Puede que porque me encanta la relación entre los dos protas, tan bonita, tan tierna pese a las circunstancias, tan emotiva.
Y también tan cargada de simbolismos para definir a cada personaje y que dejan entrever desde bien pronto el final.

Y vaya final. En fin, qué voy a decir del final. Pocos finales me han traumatizado como este 🥲

Estoy en proceso de leerme el manga (aún voy por el tomo 4), pero por lo que tengo entendido es aún más duro que el anime, así que aún no sé si sobreviviré Emoji

Emoji Valoración: 10/10 (lo siento, no puedo ser objetiva con este)